Disfruto en mi trabajo, ergo ¿estoy motivado?

Ese momento en el que estás sentado/a, la concentración es total, por algún extraño milagro nadie te está interrumpiendo, el tiempo pasa sin que apenas lo percibas y finalmente levantas la cabeza con sensación de haber empleado tu día como hace tiempo que no lo conseguías. ¿Es motivación?

Esa sensación tiene nombre. Has estado fluyendo.

Flujo

Estos días de confinamiento obligatorio los he aprovechado para leer uno de esos libros que llevaba tiempo en mi lista de pendientes: «Fluir» (Flow) del profesor de psicología de impronunciable apellido Mihaly Csikszentmihalyi.

En unas casi 400 páginas desgrana como el estado de flujo va de la mano de la sensación de disfrute (que no placer -distingue al inicio del libro-), con todo lo que ello conlleva. Tantas páginas dan mucho para si, yo me voy a parar solo sobre la parte que tiene que ver con el trabajo y los equipos.

Por que efectivamente, cuando consigues estar concentrado, enfocado, sin interrupciones… posiblemente estés incluso disfrutando en tu trabajo.

En este disfrute según Csikszentmihaly confluyen varios aspectos:

  • Una actividad desafiante que requiere habilidades
  • La combinación de acción y conciencia
  • Metas claras y retroalimentación
  • Concentración sobre la tarea
  • Sensación de control
  • Pérdida de la autoconciencia
  • Transformación del tiempo

Cuando se alinean los astros y te encuentras con una tarea que desarrollar, con unas tareas y unas reglas claras y decides que te puedes enfrentar a ella adecuadamente, estás entrando en ese estado de flujo. Estás en la experiencia óptima.

Si no lo has sentido en el trabajo no te apures, seguro que has vivido sensaciones parecidas concentrado en tus hobbies, practicando deporte, leyendo un libro e incluso conversando con profundidad con alguna persona.

Flujo y trabajo

Buena parte de la idea que transmite se enfoca en que podemos conseguir este estado prácticamente desarrollando cualquier actividad. No es propiedad exclusiva de artistas o científicos. Ejemplos de granjeros, operarios de fábrica, ejecutivos, escaladores… Cualquier persona, cualquier lugar, cualquier actividad… incluido el trabajo.

Para llegar a estas conclusiones realizaron miles de encuestas a personas a las que aleatoriamente se les preguntaba a lo largo del día en varias ocasiones una serie de preguntas que analizaban la actividad que estaban desarrollando y si esta se aproximaba a esta idea de estado de flujo o no.

Según estos estudios en nuestra actividad diaria laboral muchas personas encuentran habitualmente este tipo de sensación. Un 54% de las respuestas dadas cuando se estaba trabajando señalaban que los encuestados se encontraban viviendo este tipo de experiencias.

Una cifra que ofrece su dimensión real cuando la comparas con las contestaciones en momentos de ocio. En este caso sólo eran positivas ¡En un 18% de los casos!

Interesante, verdad.

Seguía en su estudio comentando como dependiendo de la posición o trabajo que ocuparas encontrabas más o menos momentos de estos -y recuerda que el los asimila al disfrute-. Si tienes la suerte de ser un gerente el porcentaje es superior al que vas a tener si eres un administrativo, y este superior al que va a tener un operario de taller. Pero no te confundas, los saltos no son tan significativos, con un 64% para los primeros, un 51% para los segundos y un 47% para los terceros.

Fluyo, pero sin motivación

De todos los datos que aporta por sus estudios (que son unos cuantos) añade uno crucial. En su estudio deslizaban una pregunta aparentemente baladí: «¿Desearía usted estar haciendo otra cosa?«. Pero baladí solo en apariencia, por que esta pregunta la asocia a la motivación. Señala que cuando la respuesta era «no» lo interpretaban como que la persona se encontraba motivada por la tarea. Los resultados eran previsibles, en sus propias palabras:

«… la motivación era baja en el trabajo aunque este ofreciese flujo y era alta en el ocio aun cuando la calidad de la experiencia fuese baja».

Fascinante, por que la conclusión es que me puedo encontrar imbuido en un estado de flujo y por tanto de disfrute, pero simultáneamente no estar motivado.

Evidentemente, cualquiera de estas actividades puede estar en cualquiera de los cuadrantes. Que estés en uno u otro sólo depende de como vivas tu la experiencia.
Evidentemente, cualquiera de estas actividades puede estar en cualquiera de los cuadrantes. Que estés en uno u otro sólo depende de como vivas tu la experiencia.

Los motivos, según Csikszentmihalyi son variados, desde que posiblemente no eran conscientes de la evidencia de sus sentidos (cuanto menos discutible, aunque con un trasfondo interesante) a otros mucho más comprensibles. Señala tres razones que tienen que ver con el descontento en el trabajo como la falta de variedad y desafíos, los conflictos con compañeros y jefes y finalmente demasiada presión y poco tiempo para uno y la familia.

Evidentemente este pensamiento da para mucho. Lo primero que se me ha venido a la cabeza es la importancia de la «ética del trabajo» y el trabajo bien hecho -algo que nuestros mayores valoraban mucho- . Unos conceptos que, desafortunadamente se está perdiendo en cuanto a que nuestro mundo profesional se mueve más en niveles de urgencias y resultados que de «trabajo fino».

Es posible que en tu equipo tengas a alguien de la vieja guardia. De los que trabajan enfocados y con un alto nivel de meticulosidad. Esos que se van luego a casa con la satisfacción del deber (bien) cumplido. Posiblemente ellos vivan esta sensación de la experiencia óptima.

La otra idea que me resonaba constantemente tiene que ver con uno de mis libros imprescindibles: «Drive» (o en su casi literal traducción al castellano «La sorprendente verdad sobre que nos motiva«) de Daniel H. Pink en el que habla de lo que posiblemente es el camino de la motivación del Siglo XXI: autonomía, dominio y propósito. Si quieres profundizar un poco más sobre este punto puedes leerte el libro (imprescindible) o echar una ojeada a mi antiguo blog «Los tres elementos de la motivación«.

Es posible que tu concepto de la motivación (y el mío) esté más alineado con el concepto de motivo y acción dentro del puesto de trabajo, que de motivo «para estar en el trabajo», pero aún así nos abre un campo de trabajo interesante.

¿Los conjugamos?

Una reflexión que conjugue las reflexiones de ambos autores podría ser la siguiente:

  • Define metas claras. Si tu equipo no sabe a donde va o estás constantemente cambiándoles el paso sin razón (aparente) no sabrá en que dirección tiene que crecer o aprender. No sentirá que avanza, salvo que tengas la suerte de tener un equipo auto liderado, pero este es otro cantar.
  • Genera tareas que puedan desarrollar con autonomía. Solo cuando podemos trabajar (solos o en equipo) sin la constante supervisión de una persona que los obligue a seguir un camino prefijado o una forma obligada de trabajar serán capaces de enfocarse y crecer.
  • Respeta su forma de hacer. Si has acordado las metas y los plazos, permíteles seguir su propio ritmo de trabajo y maneras de trabajar. Si constantemente estás interrumpiéndoles, distrayéndoles o permitiendo que cualquiera lo haga para indicarles como hacer las cosas romperas la posibilidad de generar trabajos en el que puedan fluir.
  • Tensión. Las tareas tienen que moverse en el campo que existen entre lo posible y lo imposible, sacarles más allá del lugar que hacen sin esfuerzo. El estado de flujo (con la motivación según Pink) solo llega cuando nos enfrentamos a aquello que nos obliga a enfocarnos totalmente. Sólo en ese lugar crecemos y encontramos nuestra potencialidad. Así que ya sabes, cómo señala gráficamente Pink invítales a llevar a cabo tareas «Ricitos de oro», como en el cuento, ni demasiado calientes, ni demasiado frías.
  • Alinead metas. Estar motivado sin un propósito que en cierta manera sea tuyo es muy, pero que muy complicado. Para unificar flujo y motivación simplemente habla con tu gente e intenta buscar como alinear esas aspiraciones con las de la organización (no hablo de dinero, o de carrera profesional, son otras facetas no siempre tan obvias). Esta es quizá la parte más compleja
  • Retroalimentación. Lo que vulgarmente llamamos feedback, acompáñales en la realización de las tareas desde la perspectiva del crecimiento. De esta manera les guías en su aprendizaje, fomentas la sensación de crecimiento y alimentas el orgullo del trabajo bien hecho. Por cierto, no lo dejes sólo para fin de año, en esa entrevista de desempeño a la que te obligan en tu organización.
  • Defiende su espacio. Necesitas dejarles que trabajen. Encontrar espacios de trabajo significa que necesitan tiempos de trabajo en los que las tareas se realizan siguiendo un ritmo. Crea espacios para que puedan trabajar sin interrupciones y pelea para que otros no se coman ese espacio de alcance de la experiencia óptima. Contente tu también para no estar constantemente interrumpiéndoles.
  • Delimita el espacio. Tener un grupo de personas trabajando en tu equipo que estén motivadas y que entren en ese estado de foco cuando trabajan es el sueño de cualquier responsable, pero como seas estricto a la hora de respetar el tiempo que dedican a hacerlo, a medio plazo correrás el riesgo de comenzar a tener un equipo quemado. Es necesario respetar sus tiempos de descanso para que los momentos puedan ser realmente de calidad. De otra manera tanto el cansancio, como la necesidad de compartir espacio con la familia, amigos u ocio acabarán pasando factura.

Y sobre todo recuerda, no puedes obligar a nadie a motivarse, ni a entrar en estado de flujo, lo único que puedes hacer es crear un entorno en el que este tipo de experiencias ocurran.

Como mánager eres el garante de que se den las condiciones, pero no te sientas culpable si hay personas de tu equipo que deciden no entrar en el juego.

Extra-bonus

Si eres capaz de seguir estos pasos y acompañar a tu equipo en su crecimiento tengo una buena noticia para ti: es el camino para trabajar el disfrute y la motivación como jefe.

Y si decides seguir este camino y no sale bien todo a la primera, no te preocupes, si esto fuera así no estarías enfrentándote a tareas realmente motivadoras. Significa que vas en la dirección idónea. Simplemente revisa, calibra y sigue insistiendo.

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