Si, has leído bien, no equipos autónomos, sino de equipos de autónomos. Es decir aquellos compuestos por empresarios individuales que realizan su actividad por cuenta propia. Resumiendo, no son empleados y no trabajan para ti, te están prestando unos servicios.
Todo esto viene a de una pregunta que me hizo un amigo hace unos días:
Javi, ¿cómo se dirige un equipo de autónomos?
¡Menuda pregunta! -Como le dije- Nada fácil de contestar. De hecho, esta entrada además de una reflexión es una llamada de ayuda para que deis sugerencias e ideas.
Nuevas realidades
Cómo ya señalaba en una de las primeras entradas de este blog, están cambiando notablemente los retos a los que nos enfrentamos en la gestión de personas. Los modelos jerárquicos más tradicionales están siendo sustituidos -en ocasiones- por otros totalmente distintos.
Los grupos de autónomos son un claro ejemplo. Un conjunto de personas ajenas a nuestra organización, que no dependen directamente de nosotros, pero de que necesitamos para conseguir nuestros objetivos. Igual que te puedes encontrar este tipo de equipos, también gestionarás otros transversales. O el reto al que me estoy enfrentando yo ahora mismo: equipos compuestos por voluntarios…
¿Tienes un equipo?
Si lo que quieres es un equipo, tengo una mala noticia para ti, con los autónomos sólo puedes trabajar como grupo.
Posiblemente un equipo llegaría a ser lo más eficiente, pero te llevaría de lleno al complicado terreno de la laboralidad. Y es que tal y como señala el Estatuto de los Trabajadores, la relación laboral ofrece una serie de características que excluyen la capacidad de gestión autónoma.
«Esta ley será de aplicación a los trabajadores que voluntariamente presten sus servicios retribuidos por cuenta ajena, y dentro del ámbito de organización y dirección de otra persona...
Todas tus relaciones con ellos tienen que estar basadas en darles libertad de criterios de organización y de gestión. De no hacerlo puede que termines teniendo en plantilla a tu equipo de 20 autónomos a medida que te vayan demandando ante la jurisdicción laboral.
Si quieres profundizar un poco más sobre los aspectos legales lo puedes hacer en este extenso artículo de sedles.
Bueno, pues tengo un grupo…

Tener un grupo tiene una serie de consecuencias importantes, sobre todo a nivel directivo y organizativo. Aunque puedes dar ciertos criterios comunes no puedes gestionarles siguiendo los modelos tradicionales. No puedes tener reuniones para organizar el trabajo como harías con un equipo.
Pero tampoco puedes dejarles a su suerte por muy «autónomos» que sean. Aunque por definición deberían de auto-organizarse y dejarte más tiempo, tendrás que multiplicar el número de conversaciones individuales.
Vete asumiendo que gestionar a un grupo de autónomos te va a llevar más tiempo del que pensabas.
Conóceles
La gestión de personas con las que no tienes relación jerárquica directa necesita basarse en conceptos más relacionadas con la influencia que con la legitimidad.
Lo primero que necesitas hacer es tener conversaciones individuales que te permitan comprender su realidad.
Posiblemente tengan otros clientes a los que hacer caso, quizá se han hecho autónomos para disponer de más tiempo y espacio para tener mejor conciliación entre lo laboral y lo personal (54%), para poder escoger clientes y proyectos (50%), para poder organizarse mejor el tiempo (42%), para poder trabajar en proyectos distintos (37%) o para poder escoger su entorno de trabajo (33%).
No comprender qué es lo que moviliza o preocupa a las personas de tu «equipo» de autónomos te puede llevar a cometer errores de bulto.
De modo que no tengas prisa, dedica una muy buena primera conversación a entender perfectamente cómo es su realidad.
Quizá un mapa de empatía te pueda ayudar a ponerte en su lugar y comprenderles mejor.
Entornos higíenicos
Es sencillo acceder a estudios donde puedes encontrar que les inquieta a los autónomos. En este documento elaborado por Malt puedes encontrar unos cuantos datos bastante interesantes (de donde surgieron los datos que has podido leer más arriba).
No tienes que ser un lince para darte cuenta de que uno de los aspectos que más les preocupa (70%) es la inestabilidad en los ingresos y la búsqueda de clientes (64%).
De modo que crea un entorno higiénico para ellos. Clarifica las reglas del juego para que sepan todo lo que necesitan saber sobre como conservarte como cliente. Y sobre todo, como van a ser todos los procesos, tarifas, condiciones, plazos… que les aseguren esa estabilidad de ingresos.
Las reglas del juego tienen que ser sencillas y claras. Evita tenerles en estado de incertidumbre y con la alarma encendida. Esto no les tendrá enfocados al 100% en donde deben de estarlo.
Acuerda los objetivos
Si realmente piensas que puedes imponer los objetivos sin más, estás equivocado.
Nadie se va a comprometer con unos objetivos si previamente no se ha implicado en la definición de los mismos.
De modo que -con la capacidad de maniobra que tengas-, siéntate con cada uno de los autónomos y negocia los objetivos. Si previamente has tenido esa conversación con ellos serás más capaz de saber si el objetivo es realmente alcanzable, y se ajusta a aquello que buscan como autónomos.
Cuando termines esa(s) conversación(es) recuerda que es importante que ambas partes las verbalicéis en voz alta.
En esa conversación acuerda también aquellos indicadores que necesitéis para estar seguros de que ambos avanzáis en la misma dirección y al ritmo adecuado.
Cierra conversaciones de seguimiento
Aunque tú autónomo se haya comprometido a conseguir una serie de objetivos, si no vuelves a hablar con él, las posibilidades de que el día a día le devore son más que elevadas.
No puedes establecer una serie de normas rígidas que lleven a que esa relación se convierta en una laboral, pero si puedes crear una serie de hábitos a través de la repetición que te ayuden a establecer mecanismos informales de control.
Estas conversaciones tendrán como finalidad el realizar seguimiento, revisar objetivos y por supuesto, dar apoyo cuando sea necesario. Ten en cuenta que uno de los aspectos que más le puede pesar es la soledad con la que realiza su trabajo. Haz que se sienta acompañado y ayudado.
Motiva, pero da incentivos
Tu área de influencia es limitado a la hora de poder motivarles. Si hacemos caso a Dan H. Pink uno de los tres grandes pilares de la motivación en el siglo XXI es la autonomía. Una palanca que por definición ya no tienes.
Aun así no deseches estrategias de motivación: hablar con ellos de modo que se sientan acompañados, proponer objetivos retadores pero alcanzables, crear una cierta sensación de comunidad, animales, reconocer comportamientos, esfuerzo y objetivos cumplidos…
Todo ello son estrategias de motivación pero no olvides que estás trabajando con personas que tienen una relación mercantil contigo. Esto significa que trabajan para ganar sus honorarios y cubrir sus necesidades.
Si quieres que tu autónomo trabaje para conseguir tus objetivos, intenta que los incentivos sean equitativos, inmediatos y buenos.
A fin de cuentas ya sabes que una de las cosas que más les preocupa es la inestabilidad de los ingresos.
Y es que los estímulos no son motivación, pero con estos colectivos pueden funcionar muy bien.
Y ahora ¿Qué sugerirías tu?¿Qué experiencia tienes gestionando equipos de autónomos?¿O como autónomo trabajando para una empresa?