¿Jefear, gestionar o liderar?

Llamarte mánager, responsable, head of o cualesquiera sea el nombre que te pone tu organización no tiene necesariamente que ver con el liderazgo. Lo veíamos en la entrada anterior “¿Jefe, líder, gerente o directivo?“. Eso tiene que ver únicamente con el nombre que le han asignado a la cajita en la que figuras en el organigrama de tu empresa.

El lugar que ocupas dentro de tu empresa simplemente te legitima ante los ojos de tu equipo. Eso no te convierte necesariamente en un ejemplo de liderazgo. Más aún, puedes ser el CEO o el Director General de tu organización y ser un mero gestor, puedes ser un trabajador y tener madera de líder.

Qué elijo ¿Liderar o gestionar?

Comenzando con que efectivamente es una cuestión de elección, para dar un poco de luz sobre este tema hay que leerse el magnífico artículo de Kotter “Management is (still) not leadership“, para comenzar a comprender que en tu posición -sea la que sea- vas a tener que manejarte tanto en el mundo del liderazgo como en el de la gestión. Dos conceptos que desgraciadamente se confunden con demasiada facilidad.

El liderazgo tiene que ver con establecer una dirección y movilizar a las personas para llegar allí, la gestión con ser capaz de mantener organizaciones complejas en funcionamiento.

De modo que puedes estar en cinco modos de funcionamiento, independientemente de lo que ponga tu cajita del organigrama.

Inmovilizo

Simplemente estás. No das órdenes, no gestionas, no te mueves. Las cosas si funcionan lo hacen por inercia. No vas a proponer jamás mejoras, tampoco te vas a entrometer en el trabajo de tu equipo, al menos mientras nadie haga ruido. Podrías ser el jefe ideal, pero sólo si tu equipo está esperando a que te llegue la edad de jubilación. En realidad le estás robando la energía a tu equipo y progresivamente vas a ir acabando con cualquier rastro de proactividad y creatividad. Te preguntarás por que toda la gente con energía se acaba yendo y te quedas siempre con los más parados… la respuesta eres tu.

“Jefeo”

El terror de los equipos, ni diriges, ni gestionas. Te limitas a dar ordenes -en ocasiones contradictorias- para hacerte valer. Lo tuyo es ejercer la condición de “jefe” en el sentido más peyorativo que puedas imaginar. No das sentido al trabajo de tu equipo. No les marcas rumbo y si consigues tus objetivos es de casualidad. Si esto además lo combinas con un carácter agresivo eres la pesadilla de cualquier grupo de trabajo.

Gestiono

Tu equipo funciona, las cosas funcionan, los procesos se cumplen, los objetivos se alcanzan. Vas encarrilado por el camino señalado, y además lo haces de un modo impecable por que conoces a la perfección organización y procesos. Si además eres simpático, eres el jefe casi perfecto. Haces bien tu trabajo, mejor dicho, haces bien lo que la empresa espera de ti. Eres un buen jefe, pero ¡Cuidado! también puedes llegar a matar a un equipo de aburrimiento.

Dirijo

Llegas a las encrucijadas a las que te lleva tu organización, evalúas y tomas decisiones proponiendo nuevas formas de trabajo, ahora bien, siempre dentro de los parámetros que te marca tu empresa. Posiblemente tienes capacidad de análisis, toma de decisiones y un puntito de riesgo. Si tienes algo de carisma (lo que quiera que sea, y si no lo tienes claro puedes leerte esto), consigues objetivos y además cuidas a tu equipo, en tu empresa te llamarán líder.

Lidero

Dirigir no es liderar, la diferencia es que en este nivel tomas decisiones fundadas que te llevan fuera de los límites establecidos. Circulas a otras velocidades y por otras dimensiones. Puede ocurrir que tu equipo te siga… o no, puede ocurrir que tu organización te siga… o no. Lo más habitual es que simultaneamente seas objeto tanto de devoción como de odio.

Y es que el liderazgo nos saca fuera de nuestra zona de confort, a nosotros y a nuestro entorno… y eso hace que sea una profesión de riesgo.

Es una de las razones por las que las empresas, cuando hablan de liderazgo, no hablan de líderes, lo que quieren es directores con carisma.

Por estas razones nos encontramos con que cuando alguien propone algo radicalmente distinto a lo que el pensamiento oficial dicta, se encuentre atacado, denostado y alabado simultaneamente.

Sin entrar en el fondo de la cuestión, un buen ejemplo es el de Greta Thumberg. Ante su determinada posición frente al cambio climático se ha convertido tanto en una super-heroina para millones de personas, como en el objeto de encarnizadas críticas por parte de otros.

Entonces ¿Lidero o gestiono?

Como señalaba Kotter, la realidad es más compleja que todo eso. No existen lineas rojas que definan cada uno de los niveles y además posiblemente te estás moviendo en varios de los niveles.

Inmovilizas cuando no haces por cambiar determinadas costumbres de tu equipo que sabes que son poco eficaces (o que incluso no te gustan); gestionas cuando les animas por conseguir buenos indicadores de calidad; diriges en el momento en el que asumes cambios para alinearte con la dirección estratégica de la compañía… y en ocasiones incluso te atreves a liderar cuando peleas para abrir nuevas lineas de negocio totalmente innovadoras.

Para saber en que nivel tienes que moverte necesitas estar constantemente evaluando las directrices de la organización, el estado emocional de tu equipo, sus necesidades, los recursos de los que dispone, la energía que tienes tu y el contexto en el que se encuentra.

¿Tu equipo ha vivido un proceso de cambio traumático? Quizá tengas que quedarte en el inmovilismo. ¿Hay que consolidar unos procesos? Entonces inclínate más hacia el lado de la gestión. ¿El mercado está cambiando a toda velocidad? Muévete más por el mundo del liderazgo. Y entre medias, todas las tonalidades que puedas imaginar.

No existen unos niveles mejores que otros (salvo el de «jefear», ese evítalo a toda costa), en el fondo también sirve para tranquilizarnos al saber que aunque nos hablen de liderazgo, la gestión puede hacerte un buen jefe, si es lo que tu entorno requiere en esos momentos.

De modo que aunque tu empresa te hable continuamente de liderazgo, piensa ¿Qué requiere tu empresa? ¿Qué requiere tu entorno?¿Qué requiere tu equipo? Ser un buen jefe depende de la respuesta que des a estas preguntas.

Y cuando tengas las respuestas a estas preguntas comienza a dibujar el boceto del jefe que quieres ser.

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