O una aproximación cabalística al número de personas que necesita un equipo,. Un nuevo acercamiento a un post de mi antiguo blog enfocado desde un nuevo punto de vista.
El punto de partida para decidir cuantas personas requiere un equipo es confuso, si buscas definiciones de equipo hay decenas de ellas. En ninguna de ellas vas a encontrar el número mágico que necesitas para tener un equipo 10.
Uno
Uno no es un equipo, si te han dicho que eres el responsable de un área y no tienes a nadie a tu cargo te han engañado, por mucho que en tu tarjeta de presentación ponga jefe, gerente o director (salvo que estés llevando equipos transversales, pero ese es otro cantar).
Dos
La unidad mínima que puede llegar a considerarse un equipo. Aunque podemos llegar a discutir si es un equipo o una pareja (dyad, como señala Margaret Neale de la Stanford Business School). Una relación compleja que si no se lleva bien puede llevarte a un «matrimonio» mal avenido en lugar de a un equipo.
Puede funcionar si ambos aportáis distintas habilidades o planteamientos de trabajo y si sois capaces de aceptar los de la contra-parte. Si eres el responsable recuerda que la parte más complicada la tienes tu por que tenderás a utilizar tus palancas del poder.
Si no conseguís ser flexibles y aceptaros, ni tu serás Batman ni tu compañero Robin. Posiblemente sólo serás el doble de fuerte, pero la mitad de eficiente.

Tres

Todavía no estás en niveles óptimos aunque ya puedes comenzar a jugar en la liga de los grandes equipos o de los grupos pésimos.
Los equipos de tres que mejor funcionan son aquellos en los que la complementariedad entre los miembros es elevada y aceptada. Por eso disfrutamos tanto con los 3 investigadores, los 3 mosqueteros, o con el trio de Harry Potter, Hermione Granger y Ron Weasley…
Aún así, uno de los principales problemas a los que se enfrentan los tríos es que cuando no se engranan y engrasan correctamente se suelen convertir en un dos contra uno. Cuando ocurre esto, de nuevo… mayor potencia, menor rendimiento.
Cuatro
Durante la segunda guerra mundial los británicos crearon el cuerpo de las SAS (Special Air Service). Un grupo de operaciones en el que la unidad de intervención era de cuatro personas. Cada uno de ellos era experto en una disciplina y además estaba formado en otra. Aportaban algo que el resto de los componentes no conocían y se solapaban en otra parte. Por lo que se ve funcionaron tan bien que todavía están considerados como uno de los mejores grupos de operaciones especiales del mundo.
Cuatro es un número interesante por que permite aportar visiones contrapuestas y complementarias del trabajo mucho más potentes que los grupos anteriores: distintos estilos sociales (director, analítico, expresivo y afable), distintos tipos de modelos de trabajo (pioneros, guardianes, conductores, integradores)…
No es casualidad que el Equipo A, los pingüinos de Madagascar o las Spice Girls fueran cuatro.

Cinco

Me volvería a poner nostálgico y hablaría de otra serie de libros de mi infancia: «Los cinco» pero uno de los protagonistas era un perro y seguro que los puristas me ponían pegas, de modo que me voy a ir a otra idea totalmente distinta.
Existe un rango entre las cinco y las siete personas que los especialistas en modelos ágiles de gestión de proyecto consideran el número perfecto. Complementariedad en conocimientos, habilidades… que además ofrece la posibilidad de cubrirse en caso de que exista una ausencia por parte de cualquiera de los componentes del equipo.
El número mágico
Según un estudio realizado por J. Richard Hackman y Neil Vidmar en 1970 realizado con equipos de varios tamaños que realizaban diversas tareas, la proporción perfecta está cerca del 5, pero viene con decimales: 4.6. (puedes profundizar en el artículo de Fortune The power of number 4.6)
De modo que el número mágico para un equipo está en las 4.6 personas

No necesariamente. Sería genial encontrar ese número cabalístico que nos da la proporción perfecta. Podría ser 4.6, pero más allá de la complicación de encontrar un componente que valga «0.6» el número ideal depende otros aspectos que apunto más abajo.
Seis
Es uno de los números más comunes cuando hablamos de la cantidad de componentes de equipos.
A partir de esta cifra comenzamos a caminar por un filo complejo de gestionar ya que incluir más o menos personas dentro del equipo ofrece una paradoja: si incluyo más miembros desarrollo más fuerza, pero puedo comenzar a perder en eficiencia.
Es en este punto en el que efecto Ringelmann aparece con fuerza cuando señala que el esfuerzo del conjunto no es igual a la suma de los esfuerzos de los miembros de forma individual.
Una teoría que viene ya del siglo XIX y que fue descubierta por el ingeniero del mismo nombre por el sencillo método de medir la fuerza que desarrollaban distintos grupos cuando tiraban de una cuerda. A medida que el grupo iba creciendo, la cantidad de fuerza que aportaba cada elemento individual descendía notablemente.
- Uno contra uno: 100% de esfuerzo
- Dos contra dos: 93% de esfuerzo
- Tres contra tres: 85% de esfuerzo
- …
- Ocho contra ocho: ¡49% de su capacidad!
Esta claro que esto tiene que ver con fuerza física, pero da que pensar ¿No?
7 y más
A partir de esta cifra (antes incluso) lo que existe es una posibilidad cada vez mayor de que los equipos se comiencen a disgregar en sub-grupos de un modo natural. Esto lógicamente siempre va a tener un impacto en aspectos como la coordinación, el ajuste o la comunicación.
Esto no significa que equipos de 9 u 11 personas no puedan funcionar como mecanismos perfectamente engrasados, y si no echa una ojeada a los 7 samurais de Kurosawa, los siete magnífico, el equipo de Ocean´s Eleven…

Entonces ¿Cuántas personas necesito en mi equipo?
Hablaba de la Cábala, pues olvídate de ella. No existe un número mágico y dependerá del objetivo a conseguir, las tareas a realizar y las competencias de los miembros de tu equipo entre otras cosas.
Uno de los grandes problemas, ya apuntado por Ringelman, tenía que ver con que hacer crecer el equipo impacta en una parte motivacional y otra de coordinación. Por eso, desde mi punto de vista la reflexión de Blanchard sobre el número ideal de un equipo es la más afortunada.
El tamaño idóneo para un equipo es aquel en el que la información puede fluir libremente y sin trabas.
Si tienes un equipo en el que esto no ocurre necesitas (a) mejorar tus sistemas de comunicación, y/o (b) escindirlo en dos o más grupos de trabajo naturales, Si es grande y no funciona, no tengas miedo, crea nuevos equipos en los que la comunicación pueda fluir libremente.
Aún así no te despistes, tienes asignado un número de personas en tu equipo, y las organizaciones no suelen ser tan flexibles y comprensivas como para permitirte incrementarlo o reorganizarlo. De ser así trabaja en mejorar las competencias técnicas y comunicativas de tu equipo, potencia las habilidades de cada uno de ellos y fomenta el que sean (y aprecien el ser) complementarios.
Ganar en eficiencia puede llevar a tu pequeño equipo a poder competir contra grandes organizaciones no tan preparadas.
¿Qué no? Mira este vídeo y decide si vas a seguir haciendo cábalas sobre el número perfecto de personas para tu equipo o te vas a poner a trabajar en ello.