Matarse trabajando ¿Es compromiso?

Circula por ahí una frase sobre el compromiso que señala que en un plato de huevos con bacón el cerdo está comprometido, mientras que la gallina sólo está implicada. Una forma anticuada y simple de interpretar el compromiso y en la que el único que gana es el que se come el plato.

¿Trabajar sin descanso?¿Ofrecer tu cuarto trasero?¿Dar la vida por empresa?¿Son comportamientos que denotan compromiso? No necesariamente.

  1. Karoshi o muerte por estrés laboral
  2. ¿Es esto compromiso?
    1. Compromiso diluido
    2. Comportamientos ineficientes
    3. Creencias
    4. «Las cosas son como son»
    5. Pero… ¿y si las cosas no son como son?
    6. Esfuerzo y sufrimiento
  3. Eres jefe y tienes estas creencias
    1. Una receta para evaluar tus creencias
  4. Conclusiones
    1. Epílogo – de huevos y bacón

Karoshi o muerte por estrés laboral

Si en el mundo occidental existe una expresión como el «burnout» -o el síndrome del quemado- en Japón llega al extremo con el Karoshi. Este es un fenómeno reconocido en el país nipón desde el año 1987 y se refiere a las muertes que tienen lugar como consecuencia de las insostenibles cargas de trabajo que algunos trabajadores asumen.

Así que no, no exagero nada con el título de esta entrada. Este fenómeno está reconocido por el gobierno japones como un problema real de salud pública. Estamos hablado de más de dos mil personas fallecidas en 2015 que algunas fuentes no oficiales pueden llegar a elevar hasta las 10.000.

Ataques cardiacos, derrames cerebrales, suicidios… consecuencia de jornadas de trabajo con más de 100 horas al mes -medida que se usa para certificar que una persona puede haber fallecido de esta manera-. Ponle tu el calificativo que te parezca más apropiado.

Si quieres saber más sobre este tema puedes leerte este interesante artículo del blog japonismo.

¿Es esto compromiso?

Comportamientos en los que se encuentran trabajar horas sin ningún límite, dedicar los fines de semana a la empresa, tener el ordenador o el teléfono siempre abiertos día y noche, etc. han sido considerados siempre como la auténtica muestra de compromiso. Es habitual escuchar en algunas conversaciones que una persona está altamente comprometida cuando se va la última del lugar de trabajo. Y posiblemente esté comprometida… o no.

Sus comportamientos son los que su jefe considera como de manual de la-persona-altamente-comprometida-con-la-empresa. Ojala todo el mundo fuera igual: horas sin queja, disponibilidad, actitud. No cabe duda están realmente comprometidos pero ¿Realmente lo están?

Compromiso diluido

Déjame que te siga contando.

Ahora que hemos separado los comportamientos de lo que realmente subyace detrás ¿Estamos realmente ante esas personas-altamente-comprometidas? Como estás haciendo tu propia interpretación de la historia dímelo tu.

Comportamientos ineficientes

Vamos a profundizar un poco más en nuestra historia. Ahora que conocemos lo que hacen y como se sienten en el momento en el que rasquemos un poco más nos vamos a encontrar con comportamientos que son o pueden llegar a ser terriblemente ineficientes.

Todo el mundo se piensa que los tres están al 200% pero la realidad es que el agotamiento, las jornadas largas, los despistes… les hacen rendir poco más que cualquier otra persona del equipo.

Es una historia «casi» inventada, de modo que es posible que no tenga nada que ver con la tuya, ni con la de tu equipo, aunque estoy seguro que a lo largo de tu vida te has encontrado historias similares.

Bueno, claro, pero me puedes echar en cara que es una historia «casi» inventada. Tienes razón, aunque se basa sospechosamente en las de muchas personas que he conocido. Te podría contar decenas de historias reales de asistentes a cursos, compañeros y compañeras de trabajo, conocidos, e incluso unas cuantas historias personales. Durante mi vida laboral he estado trabajando en empresas tecnológicas, en empresas de consultoría, de formación y ahora en organizaciones del tercer sector, y en todas ellas he encontrado personas altamente comprometidas a las que dejarse el cuarto trasero en forma de bacón les ha terminado pasando factura.

Y es que a la larga este comportamiento es ineficiente ya que dejarse la vida tiene un precio. ¿O no crees que esa intensidad laboral, racional y emocional no va a afectarte?¿No va a afectar a tu equipo?

El 30% de las bajas en España se deben a estrés crónico laboral. Esto crea graves problemas de salud, física y mental, posiblemente sin llegar al nivel nipón tiene un impacto notable en la productividad de cualquier organización.

Cualquier tipo de comportamiento que conlleve un sacrificio durante una temporada prolongada acaba siendo por definición ineficiente a largo plazo. Podrá ser eficaz para la consecución de determinados objetivos a corto plazo, pero terminará por hacer que esas personas -comprometidas o no- terminen de baja, desvinculadas emocionalmente, abandonando la organización o quemadas.

Pensar que puedes tener trabajando a un equipo durante meses al 150% de su capacidad es por definición una apuesta segura para perderlo.

Creencias

Llegado este punto ¿Sigues pensando que una persona que dedica horas y esfuerzo sin fin es aquella realmente comprometida? ¿Te sigue gustando la frase de las gallinas y los cerdos? ¿Crees que no es posible estar comprometido sin sufrimiento?

Para y reflexiona un momento. ¿De dónde vienen estas ideas? Posiblemente estén más relacionados con tus valores y tus creencias que con la eficiencia.

Cabe la posibilidad de que hayas sido educado en entornos familiares o laborales en los que puedes haber escuchado algunas de estas frases:

  • La vida es un valle de lágrimas.
  • En esta vida no puedes mostrar debilidad, los niños no lloran.
  • Todo por la patria.
  • Trabaja joven, trabaja sin cesar…
  • Para triunfar en este sector tienes que dedicar horas y horas, olvídate de llegar pronto a casa.
  • En este negocio les tiramos contra la pared, sólo los que se quedan agarrados valen…

Nota del autor: todas estas frases han sido recogidas de la realidad.

Estos mensajes y otros similares van creando un abono en el que terminará germinando la idea de que efectivamente la única forma correcta de comportarse en el trabajo es a través del sacrificio. Su raíz puede estar enroscada en la familia, en la sociedad, en la empresa.

«Las cosas son como son»

Estas frases, estas ideas, plantadas en un momento muy temprano o repetidas hasta la saciedad pueden acabar convirtiéndose en creencias. Una creencia es el firme asentimiento y conformidad con algo, el completo crédito que se presta a un hecho o noticia como seguros o ciertos (como señala la RAE). No hay lugar para la duda, la realidad es así, o como diría mi padre «las cosas son como son», es prácticamente una cuestión casi de fe.

Y si es algo que no ofrece dudas está claro que tus comportamientos van a ser coherentes con las mismas.

Tanto si crees que puedes hacerlo, como si no, en ambos casos tienes razón.

HENRY FORD

Tus creencias delimitan tu visión del mundo y tus comportamientos. En ocasiones te gustaría ir a casa para estar con tu familia, o salir antes para no tener tanto estrés, o para ir al gimnasio y ganar algo de forma y perder peso, pero eres incapaz de hacerlo. Algo te dice que si comienzas a salir a tu hora todo el mundo pensará que no estás comprometido/a.

Si estas en este punto tus creencias te están boicoteando, se han convertido en lo que llamamos creencias limitantes, para ti no hay más opciones que las que te permiten los -autoimpuestos- límites de las mismas.

Pero… ¿y si las cosas no son como son?

Por que si miras a tu alrededor hay personas que no dedican tantas horas como tu a trabajar y son felices, otras simplemente disfrutan con el trabajo, algunas llegan más lejos que tu -profesionalmente hablando- sin los sacrificios que se presuponen. ¿Cómo es posible?¿Por qué les va bien?¿Nadie ve su comportamiento?¿No debería de ser un comportamiento penalizado?

Quizá tus creencias te están obligando a consumir un interesante y confuso combinado de dolor, esfuerzo y sufrimiento al que tu llamas compromiso.

Esfuerzo y sufrimiento

Dolor, esfuerzo y sufrimiento no tienen por que ir necesariamente de la mano.

Has montado en bici durante unas cuantas horas, con esfuerzo, quizá con frío y agua, llegas a casa y después de una ducha relajante sientes satisfacción. Recuerdas esas cuestas arriba y esa caída y lo que sientes es esfuerzo, incluso dolor, pero en ningún momento sufrimiento.

¿La bici no es para ti? Piensa entonces en ese arreglo que hiciste en tu casa y que te llevó muchas más horas de lo que pensabas. ¿Otro ejemplo? Quizá hayas educado hijos con todo lo que requiere… ¿Es sufrimiento? Pues depende de si crees que criar un hijo es un sacrificio o no.

El esfuerzo, el trabajo, incluso el dolor no están necesariamente unidos al sufrimiento. El jueves pasado escuchaba en una charla a Irene Villa que el dolor es inevitable, pero que el sufrimiento es opcional.

Escuchar esto de la boca de una persona que con doce años pierde las piernas en un atentado y a día de hoy es vivo ejemplo de esa frase no es precisamente leerlo en una pegatina de refritos de pensamiento positivo.

Con esto no quiero negar el sufrimiento, ni mucho menos, hay dolores físicos o morales que nos hacen sufrir, pero siempre relacionados a aspectos concretos y/o momentos puntuales (una enfermedad, una pérdida, un abandono…).

Que el compromiso con el trabajo se base en el sufrimiento, eso es cosa tuya.

Si quieres puedes rascar un poco más sobre estos temas en este artículo de lamenteesmaravillosa.com.

Eres jefe y tienes estas creencias

No pretendo convencerte de nada. Independientemente de lo que haya escrito más arriba, no es necesario que te desvincules de tus creencias.

Lo que si es crítico es que entiendas que no todas las personas de tu equipo comparten tus creencias sobre el sacrificio y el sufrimiento asociados a la idea de compromiso. No solo eso, es posible además que tengan varios niveles de compromiso asociados a distintas palancas.

El que dediquen más o menos horas, más o menos sensación de sacrificio no significa que estén más o menos comprometidos.

Una receta para evaluar tus creencias

Aun así, si has sido criado en la idea de que el compromiso va alineado con el sufrimiento y el sacrificio, intentan separarte de la idea cuando mires a tu equipo y hazte la siguientes preguntas:

  • ¿Cumplen objetivos?
  • ¿Tienen los comportamientos que se espera de ellos para conseguirlos?
  • ¿Aportan ideas?¿Mejoras?
  • ¿Fomentan el buen ambiente entre los miembros del equipo?
  • ¿Están alineados con los valores de la organización y del equipo?

Si la respuesta en general ha sido afirmativa en estas preguntas no te tortures. Independientemente de las horas que dediquen o del nivel de compromiso que tengan están haciendo las cosas adecuadamente… y tu también.

Conclusiones

Las horas sin fin, las cargas de trabajo infinitas, tensionar a tu equipo sin medida, tenerlos conectados los fines de semana, etc. no está necesariamente vinculado con el compromiso. Cada una de las personas que están trabajando contigo responden a distintas palancas de compromiso.

Tus modelos mentales definen los comportamientos que asocias al la idea de equipo comprometido. No te confundas, cada una de las personas que están en tu equipo pueden responder a otros modelos mentales.

Si piensas que la única manera de mostrar compromiso es salir tarde, echando el resto día tras día, es posible que estés creando un entorno de trabajo poco eficiente -a corto, medio y largo plazo-. Cíñete a ver si las cargas de trabajo son las adecuadas y a que se cumplen los objetivos y el equipo está razonablemente cohesionado. Si tu equipo mantiene unas relaciones sanas, trabaja bien y fluye en torno a una misión, cuando haya que demostrar el compromiso efectivo, posiblemente saldrá a la luz sin necesidad de nada más.

Epílogo – de huevos y bacón

En mi carrera profesional he escuchado utilizar el símil de los huevos y el bacón a pocos -y malos- jefes. Son aquellos que hacen bascular su mensaje no en compartir visiones, sino en el sufrimiento que es necesario vivir para conseguirlas. No te dejes engañar por ese mensaje, te puede llevar a un lugar en el que lo importante no es el objetivo, ni si quiera el camino, en el que lo importante es sufrir para conseguirlo.


PD: Por culturilla general, la frase sobre las gallinas y los cerdos es verídica, tal y como señalaba en mi anterior blog:

Decía el magnate Australiano Richard Pratt «Aliente a su gente a estar comprometida con un proyecto, en lugar de limitarse a participar en él«. A continuación y para explicar la diferencia entre implicación y compromiso utilizaba la frase «En un plato de huevos con bacón, el cerdo está comprometido, mientras que la gallina sólo está implicada«.

15 minutos

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